«Cuatro puntos son pocos para los partidos que hemos jugado y la dificultad de los mismos. Nuestro potencial es superior y urge mejorar. Tal vez no he encontrado la manera correcta de motivarles y tengo esa responsabilidad. Hoy, después del gol del Parma, no hemos tenido cabeza, ni músculo, ni espíritu». Estas palabras, pronunciadas por un abatido Luciano Spalletti tras una nueva derrota del Inter de Milán, dejan bastante claro el escenario que luce el Giuseppe Meazza, el ambiente que se respira en la parte nerazzurra de la ciudad de la moda.
El conjunto lombardo se ha reforzado muy bien este verano con la llegada de hombres como Stefan de Vrij, Sime Vrsaljko, Radja Nainggolan, Matteo Politano, Keita Baldé o Lautaro Martínez; hombres con mucha calidad, refuerzos de renombre en prácticamente todas las líneas y muchas posiciones, pero Spalletti no logra dar con la tecla adecuada. El Inter no logra vencer, ni mucho menos convencer, y el técnico ni siquiera ha repetido alineación en estas primeras cuatro jornadas, ni por hombres ni por sistema. No hay continuidad, y eso acaba siendo un problema.
Los nerazzurri empezaron la temporada perdiendo en Reggio Emilia ante el Sassuolo, con Spalletti presentando un 4-4-1-1 que apostaba por la continuidad en el centro del campo, respecto al año pasado, con Brozovic y Vecino. La siguiente jornada el Inter se dejaba remontar un 2-0 para acabar empatando ante el Torino; en esta ocasión el técnico presentó un 5-4-1 con Vrsaljko y Asamoah como carrileros. Precisamente la única victoria del equipo llegó con el debut oficial de Nainggolan en el centro del campo, que además logró anotar un tanto al Bologna (0-3) jugando por detrás de Keita Baldé, que era la referencia ofensiva del 4-2-3-1.
Este sábado el Inter tenía la oportunidad de dar continuidad a esa gran victoria en el Renato Dall’Ara con la visita del Parma al Giuseppe Meazza, pero los lombardos han vuelto a caer en casa para registrar solo un punto de seis posibles defendiendo su feudo y un total de cuatro de doce en la presente temporada. Spalletti ha dibujado nuevamente un 4-2-3-1 con solo dos variaciones respecto al once ante el Bologna, dando entrada a Candreva como volante derecho y a Dalbert en el lateral izquierdo. Un castillo de naipes que ha derrumbado Federico Dimarco en la recta final del partido con un zurdazo imparable para Handanovic.
Así las cosas, lo único positivo que puede sacar Luciano Spalletti y el Inter de Milán de este inicio de temporada es precisamente eso, que es el inicio de la temporada y todavía hay tiempo para corregir y dotar de identidad a un equipo que ahora mismo está deambulando por la Serie A.
Imagen: Getty Images
Gráfico: Goal.com
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