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La historia del ciclomotor que voló en un Inter – Atalanta

Los encuentros entre el Atalanta y el Inter de Milán tienen ciertas dosis de rivalidad. Ambos equipos pertenecen a la región de Lombardía y visten camiseta nerazzurra; es decir, no es que sean precisamente amigos. Cada entidad tiene sus derbis bastante bien definidos: el Atalanta contra el Brescia y el Inter contra el Milan; pero casualmente en un Inter – Atalanta, causa de esa rivalidad, se vivió uno de los hechos más surrealistas jamás vistos en un estadio de fútbol, mucho menos aún si nos referimos a un coliseo con la enjundia y el peso histórico del Giuseppe Meazza. Pero antes un poco de contexto social, un escenario para entenderlo todo.

Bérgamo -la ciudad del Atalanta- es una localidad de unos 120.000 habitantes situada al noreste de Milán, a escasos 50 kilómetros de la capital de Lombardía, con lo que es bastante habitual ver a muchos de los aficionados del equipo bergamasco acudir a la gran ciudad en ciclomotores. Esta acción tan rutinaria le bastó a los milaneses para regalarles un sobrenombre: los motorini.

En la temporada 2000/01 la rivalidad entre el Atalanta y el Inter de Milán fue un paso más allá cuando los aficionados del conjunto de Bérgamo quemaron el autobús del equipo milanés en el partido de la primera vuelta. ¿Alguien pensaba que en el segundo encuentro la hinchada del Inter se iba a quedar de brazos cruzados? La cafrada que prepararon los interistas fue tremenda, aunque sí que es cierto que no estaba tan preparada, fue todo un cúmulo de circunstancias y de acciones que acabó desencadenando la locura.

moto inter

Para el partido en cuestión se desplazaron más de 500 ultras del Atalanta haciendo el trayecto de Bérgamo a Milán con sus ciclomotores, como no podía ser de otra manera. Los aficionados estuvieron completamente controlados por los cuerpos de seguridad durante todo el camino, pero cien de ellos terminaron por desmarcarse en los aledaños del Giuseppe Meazza. Allí esperaban con cierta ansia los ultras del Inter, que no pudieron reprimir las ganas de darles la bienvenida a su estadio; y aunque la rápida actuación de los Carabinieri evitó males mayores, los interistas consiguieron robarles a los ‘motorini’ tres ciclomotores.

El encuentro acabó con la contundente victoria del Inter de Milán por 3-0 gracias a los goles de Christian Vieri -por partida doble- y del ‘Chino’ Recoba; pero tras el pitido final el foco de atención pasó inmediatamente a las gradas, donde las cámaras captaron cómo un ultra local introducía uno de los ciclomotores robados por el segundo anillo de la gradería y decidía lanzarlo tribuna abajo. Se rozó la tragedia. Por suerte la grada baja del estadio estaba prácticamente ya vacía y las únicas víctimas fueron el inocente vehículo, que acabó destrozado, y el propio Inter de Milán, que vio cómo clausuraron el estadio durante dos jornadas.

El aficionado en cuestión era Matteo Saronni, un carpintero de 26 años que fue procesado dos años después, pero no por el lanzamiento del ciclomotor, sino por otro altercado en un ‘Derby della Madonnina’ entre el Inter y el Milan. Un sospechoso habitual.

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